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"Sin embargo, si ampliamos nuestra curiosidad y comenzamos a preguntar a los estudiantes qué han aprendido hoy en la universidad, sus respuestas no diferirán en mucho de las del niño de la canción de Tom Paxton. Entre otras cosas podrían decir:
Hoy en la universidad hemos aprendido que la objetividad en la ciencia exige neutralidad por parte del científico; hemos aprendido que el conocimiento es puro, universal e incondicional y que la universidad es la sede de dicho conocimiento. Hoy hemos aprendido, aunque no tácitamente, que el mundo se divide entre aquellos que saben y aquellos que no saben (es decir, aquellos que hacen trabajo manual) y que la universidad es el hogar de los primeros.
Hoy hemos aprendido que la universidad es un templo de conocimiento puro yu que debe estar por encima de preocupaciones terrenales, tales como la liberación de la humanidad.
Hoy hemos aprendido que la realidad es algo dado, que nuestra imparcialidad científica nos permite describir algo tal cual es. Dado que lo hemos descrito tal cual es, no necesitamos investigar las razones principales que explicarían cómo es. Pero hoy hemos aprendido en la universidad que si intentáramos denunciar al mundo real como es, proclamando una nueva forma de vida, ya no seríamos científicos, sino ideólogos.
Sea a través de la escolaridad o de otras formas, lo que es indiscutible es que toda esta mistificación se erige como un obstáculo para la capacidad crítica de las personas, favoreciendo de este modo la preservación del statu quo.
La internalización de estos mitos, junto con muchos otros, explica la contradicción existente entre las formas de acción y las elecciones concretas efectuadas por muchas personas.
Muchos hablan sobre el ser humano, que de este modo se fosiliza a través de una frase banal, ya que no reconocen la dimensión humana en aquellos mismos hombres a los que se domina como objetos.
Muchos dicen estar comprometidos con la causa de la liberación, pero se adaptan a los mismos mitos que reniegan de los actos humanistas.
Muchos analizan los mecanismos de opresión social y, simultáneamente, a través de mecanismos igualmente represivos, someten a los estudiantes que tienen a su cargo.
Muchos se declaran revolucionarios, pero no confían en los oprimidos que pretenden liberar, como si ésto no fuese una contradicción aberrante.
Muchos desean una educación humanista, y sin embargo también desean mantener la realidad social en la cual la gente resulta deshumanizada.
En resumen, temen la liberación. Y al temer la liberación, no se atreven a construirla hermanados con aquellos que se ven privados de la libertad."
"La naturaleza política de la educación" (9. Educación Humanista), Paulo Freire, 1985
Ed. Planeta, 1994, págs 127-8
(1) Facultad de Arquitectura y Urbanismo / Universidad de Sao Paulo / João Batista Vilanova Artigas + Carlos Cascaldi, 1961-68 / fuente: La Venganza de Abel